Archivo mensual: julio 2014

¿Por qué hablamos de ‘ultraliberalismo’?

Francisco Beltrán Sánchez

Podría ser sólo porque sería la acepción que en los últimos 60 años se ha venido acuñando a nivel mundial en torno al concepto de un modelo económico de la ley del más fuerte, entendida desde la perspectiva del dinero y el poder que ello conlleva. Corriente carente de cualquier escrúpulo para conseguir sus fines, y especialmente basado en generar la sensación de que todo puede ir a peor si no se hace lo que dicen los que tienen el poder y el capital que lo sustenta. El sistema no sólo es ya capitalista, además es subyugador de la libertad humana, desde la anulación del libre albedrío y de la voluntad, es un sistema basado en la inoculación del pensamiento único, (sólo es posible una forma de ver y hacer las cosas y por tanto para que molestarse en querer cambiarlas si no se van a poder cambiar), hay que ser sumisos ante las decisiones de ‘los que saben de esto’ y ante los irremediables golpes de la vida.

Así pues, este sencillo ideario se convierte en ‘pseudoideología’ que no es más que una doctrina que ha encontrado el hábitat perfecto en la globalización desde las nuevas tecnologías de la comunicación y en la codicia humana como valor supremo.

Así pues el edificio poblacional ha quedado como una ‘chincheta invertida’, ya ni siquiera como una pirámide de amplia base y corta altura. Esta doctrina no persigue ni mucho menos establecer un nuevo orden estamental frente al orden de clases, ni mucho menos, sólo intenta generar tres niveles, quienes dominan el mundo desde la posesión absoluta de todos los recursos naturales, de producción y económicos, quienes les sirven a cambio de escandalosas cifras de dinero que les proporcionen un más que alto nivel de vida, estos que son los miembros y/o socios de corporaciones internacionales, de instituciones financieras, económicas y políticas, desde el nivel mundial hasta los niveles regionales, y por último, quienes producimos en la medida que a ellos les interese para mantener su poder; de ahí que ‘el capital’ incentive la producción, las guerras, el hambre,… en el lugar del mundo que le interesa. Si generan o se genera riqueza en un lugar del mundo dando como consecuencia un estado social de bienestar inmediatamente intervienen para por medio de cambios legislativos convertir ese estado social en un mercado de servicios hasta que se esquilma a la población en sus recursos y se somete, llegando a la esclavitud por más absoluta de las dependencias. Evidentemente hay unos cuantos grupos de poder a nivel mundial, pero lo peor de la situación es que todos han copiado el mismo modelo de acción sobre la humanidad.

Por poner un poco la lupa, ese campo intermedio de sumisos ante el color del dinero, esos que se vuelven feroces valedores o impenitentes salvadores ante la gente del pueblo, esos que visten hipocresía en ropajes de ‘buena marca’, esos los ‘felones’ son los que se encargan de hacer todo el trabajo estético y de justificación antiética de la ideológica de uno u otro cuño u otro cuño, por prebendas normalmente vestidas de poltronas de erudición y consejo en grandes corporaciones o instituciones, prebendas que van indefectiblemente vestidas de escandalosas cifras de dinero, son esclavos de hacer esclavos. No podemos creernos por más tiempo a estos ‘gurús’ que provengan de cualquier alineación ideológica, terminan diciendo que hay que hacer lo mismo. Ya decía Albert Einstein «La Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados».

Por ubicar un poco este nuevo doctrinario del ‘ultraliberalismo’ de los últimos 60 años, hemos de saber que emerge en las fuentes del ‘neoliberalismo’ que inserta sus raíces en el liberalismo ilustrado del siglo XIX. Sabemos que ante esta ideología y el conservadurismo estamental en el siglo XIX, por aquello de que no existe el pensamiento único, surgió la ideología socialista. Pero no nos desviemos, aquel liberalismo buscaba, desde la burguesía, un encaje de la libertad económica, política, humana, … con el orden establecido desde la sociedad civil y la política, o sea desde las leyes y sus encajes en la sociedad y su evolución, esta ideología con muchas facetas fue derivando hacia una concepción democrática que legitimara lo más posible su poder en la sociedad.

Nunca el liberalismo hizo gran cosa por el jornalero, obrero, asalariado, proletario…, trabajador en general, pero nunca tampoco había llegado a anularlo/esclavizarlo a los niveles que hoy se propone. Como diría Einstein ‘esto no es una comedia, es una tragedia’ –ante la ONU en 1932 en una conferencia de paz-.

Sólo decir que este doctrinario aunque iniciado en las ideas del ‘Ordoliberalismo’ alemán de Walter Eucken y Rustow entre otros, -que proponía la economía social de mercado con creación de un sistema de precios y libertad de emprendimiento y empresa con intervencionismo estatal favorable-, nada tiene que ver con los nuevos ‘neo/ultraliberales’. Es con el economista americano Milton Friedman, y con ‘los chicos de la Universidad de Chicago’ con quienes adquiere sentido pleno este doctrinario basado en los conceptos de competitividad y rentabilidad económica y en la práctica de políticas de privatización, -que, eufemísticamente, ellos llaman liberalización del sector privado, para poder inmiscuir su actividad capitalista oligopólica en la prestación de servicios públicos-, políticas económicas que eliminan los controles de precios, desregulan los mercados de capital y anulan las barreras al comercio –al suyo-, todo ello con el objetivo de que el poder económico sea quien regule el mundo, por encima del poder político y mucho más del poder del mundo del trabajo, por ello en la última fase acometen de forma implacable la privatización y la debilidad de los estados por la austeridad fiscal, eufemismo de eliminación de impuestos sobre beneficios empresariales, financieros y sobre los grandes patrimonios, además de uniformar el pago impositivo sobre las rentas e incrementar los impuestos directos al consumo.

Ahora cada uno puede volver a preguntarse o no el por qué nos preguntamos qué es el ‘ultraliberalismo’, el ‘Tea-Party’, el ala ultra de las ‘derechas’ del mundo que busca su hegemonía desde el poder económico del mundo. Otra forma de gobierno mundial de unos pocos sobre el resto.

Pero, hoy la he cogido con Einstein, no olvidemos como decía el genio que nosotros lo estamos permitiendo, incluso en esta tan devaluada democracia en la que vivimos pues dos cosas, aunque sepamos que “No se puede acabar con el dominio de los tontos, porque son tantos, y sus votos cuentan tanto como los nuestros», hemos de saber también que «El mundo no está amenazado por las malas personas, sino por aquellos que permiten la maldad».

Así pues, desde mi humilde sitio en el mundo estoy totalmente de acuerdo con Einstein y es que «Estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar estos graves males, el establecimiento de una economía socialista, acompañado por un sistema educativo orientado hacia metas sociales.»

Ahora tiene sentido hacerse algunas preguntas como con la que se inició esta conversación, ¿no crees?

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Porque no es cuestión de imagen

Francisco Beltrán Sánchez

El PSOE ha planteado entre su militancia, el próximo 13 de julio, unas elecciones primarias para la elección de Secretario General; lo que parece algo muy normal se ha tenido que producir tras muchos descalabros en los últimos años y una abrumadora desafección por la política, nunca antes conocida, desde la ciudadanía en general y, muy especialmente, desde las gentes de la izquierda socialista.

Esta oportunidad el PSOE no se puede permitir que termine siendo un mero paripé de quienes en mayor o menor medida tienen ‘situación’ orgánica en el partido. Es hora de que todos y todas quienes el PSOE, su militancia y sus votantes, cada vez más escasos, les ha posibilitado el ejercicio de la política desde la organización interna o desde la gestión política den un paso al lado, incluso atrás y permitan que sean nuevos compañeros y compañeras con la lección bien aprendida quienes den la necesaria reorientación al Partido para que pueda volver a ser una opción creíble de gobierno en la calle

Es obvio que el PSOE ha ido perdido, como agua fina caladera, parte de sus señas de identidad en los últimos 30 años, y por tanto, ya era hora de replantearlo todo, absolutamente todo lo hecho y buscar su sitio en el siglo XXI, bien pensando que está bien situado y sólo le hacen falta unos ‘retoques estéticos’ o, por el contrario, reubicarse a la izquierda como un partido de base ideológica y de acción socialista. El PSOE es un partido democrático que aspira a gobernar un país en el marco de las reglas democráticas, y no se ha de olvidar que la situación para gobernar es especialmente cruenta para las personas siendo prevalentes los mercados financieros y el capital.

La gente, sí, las personas de a pie de calle que necesitan un trabajo para tener una vida digna, que necesitan la sanidad pública de calidad porque la enfermedad y la muerte por no tener dinero es inicuo, que necesitan la escuela y la universidad públicas porque el conocimiento y la cultura son un bien de toda la humanidad y no podemos permitir que sea moneda de cambio, que necesitan las coberturas sociales ante las ‘contingencias’ de la vida y de la vejez porque ser humano se es hasta el final… Por cierto, la Constitución garantiza todo esto, y si hay alguna duda plantéense las reformas necesarias para abordar cuanto antes el blindaje de las políticas por y para la gente.

La decencia se escribe con la actitud antes del cargo y después del mismo, y, en especial, el PSOE no puede olvidar que son las gentes que viven de su trabajo o, ahora, desgraciadamente muchos y muchas que lo hacen de los míseros subsidios que los últimos gobiernos han dejado, quienes necesitan de un discurso y una voluntad sin ambages en el sentido correcto.

No vale más el marketing político, unas bonitas fotos y unos eslóganes que suenan muy bien, que son sencillos, pegadizos, ambiguos y vacuos, si el PSOE cae en esa trampa estará perdido…, al menos por mucho tiempo.

El PSOE ha de plantearse que necesita diferenciar muy bien quien gobierna el partido y quien está en la gestión política a todos los niveles de todos los órganos consultivos, legislativos o ejecutivos, así mismo, ha de saber que la gente corriente requiere de la rendición pública de todas las cuentas, de las de la gestión y de las económicas, aquello de ‘serlo y parecerlo’.

El PSOE tiene una increíble, pero comprometida y frágil, oportunidad de empezar a ganar de nuevo credibilidad entre la ciudadanía, entre las gentes de este país que lo está pasando muy mal por culpa de las políticas diseñadas para los grupos de personas que copan el mundo de las finanzas. Dicho en ‘román paladín’ el PSOE ha de plantear un gobierno para los que no somos ricos, un gobierno más allá de las tarimas de la bolsa y de los manejos financieros de los bancos por encima de los gobiernos. El PSOE ha de empezar a plantear su acción como POLÍTCA, no como gestores de situaciones sobrevenidas por terceros.

Por todo lo dicho y después de leer lo que cada uno de los tres candidatos en estas Elecciones Primarias a la Secretaría General del PSOE plantean, pienso que sólo hay una opción posible, aquella que ve en la Constitución un instrumento en beneficio de la gente, aquella que entiende la ‘bicefalia’ como algo normal y necesario, aquella que está planteando un partido de la gente y no un partido desde el partido y para el partido, el poder ha de ser de la militancia.

En consecuencia y con todo mi respeto a los tres candidatos, este embate NO ES UNA CUESTIÓN DE IMAGEN sino que es necesario un cambio profundo en el PSOE, y entiendo que para conseguir todo lo indicado el camino sólo lo contempla una de las tres opciones, sólo ha sido Tapias quien ha abordado estas cuestiones con seriedad y profundidad.

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