Archivo mensual: marzo 2015

Una reflexión de mañana en el día ‘después de la crisis’

Por Francisco Beltrán – Chauchina, 1 de marzo de 2015

Entre los trinos de los menudos pajarillos, al raso de este incipiente mes de marzo, me despierto; salgo al patio, a ese raso frío que puede cortarse con el blanco aliento, los miro como juguetean sobre las desnudas ramas del arce, sobre la madera oscura del pruno, mientras froto mis brazos en combate de fruiciones, miro absorto como otros se esconden entre las verdes hojas del naranjo, y todos trinan al frío mientras el alba rojo se abre paso, mientras sus plumas se hinchan guardando el calor de su menudo cuerpo, de su gran coraje… Y pienso, así somos los ciudadanos; así, mirando el tiempo y su vida, mirando con ojos y el alma lo que nos lleva y trae; por ello me surge esta reflexión de una mañana de invierno donde caigo en la cuenta de que ya es ‘el día después de la crisis’ y me pregunto, ¿lo sabrán los pajarillos?, ellos nunca dejaron de trinar por la mañana, lo mismo no se habían enterado los políticos…

Y, en éstas, entro en la casa, yo tengo casa, algunos añadirían ‘gracias a dios’, y me siento pensando, recuperándome del intenso frío de la Vega de Granada, este frío que cala hasta la más hondo de las entrañas… Como digo, entro en casa y me siento a pensar frente a esta pantalla sobre qué esperamos nosotros ‘los pajarillos en el frío del alba’, sí, en este día decretado ‘postrero día de la crisis’, de esa que muchos intuimos que fue inventada. Y, en ésas, son aquestas reflexiones:

Lo que esperamos los ciudadanos en las próximas elecciones es que la política, los partidos, las direcciones de éstos, se acerquen al pueblo, a la ciudadanía o la calle donde vive el hambre, el desahucio, el paro, la enfermedad, la soledad, el desconsuelo; a la calle donde las gentes también viven la alegría de vivir, la necesidad de la risa, la virtud de ser humanos; a la calle donde se echa de menos la honestidad y el trato afable, cercano y sincero… La gente espera de los políticos y políticas que devuelvan con franqueza la mirada, que devuelvan el prestigio a lo que supone la gestión de lo común, el gobierno de lo que configuran nuestros activos y pasivos, que devuelvan el prestigio a las instituciones y que dejen las manos a la vista, que devuelvan el crédito a las urnas y a la palabra dada, que sean personas de la calle… Simplemente eso esperamos los ciudadanos en las próximas o en cualesquiera elecciones…

Más en éstas que esperamos, y, mientras tanto, como un cuento que nos contaran: «Los partidos en sus castillos se armaban para la guerra en los campos del pueblo, o en asedios interminables mientras la indigencia y la miseria campaban en la tierra del hombre y la mujer sin oficio, del enfermo, del labriego o artesano, del anciano, del dependiente sin consuelo, de aquellos niños y niñas y sus harapos de fuera y de dentro, de los hombres, mujeres y niños que sus días y sus noches son al raso,… En tanto, el tiempo hablaba del lustre más brillante sobre armaduras procaces, a las puertas de un lado de la fortaleza, a las puertas del asedio.»

Y, en éstas andamos mirando absortos y descreídos los ciudadanos…

Ya los trinos más suaves en las luces que rompen sin rúbeos ornatos los celajes de este techo en esta fría mañana de febrero…

Por cierto, acabo esta misiva tranquilizándoos, que la Sierra bien, como siempre con su manto blanco de invierno, la Vega con sus achaques y el río que sigue su pelea con su agua siempre distinta y sus aguas siempre iguales…

Así que todos como siempre en el tiempo.

Un saludo este que os quiere…

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