Por Francisco Beltrán Sánchez
Escribí este artículo en noviembre de 2013. Ante la crisis del socialismo en España,…, frente a ultraliberalismo feroz e implacable llevado a cabo por el gobierno del PP, el PSOE buscaba en ‘la Conferencia Política’ los signos de los tiempos y en ellos el protagonismo de los ideales del Socialismo en el ámbito democrático de nuestro país. Creo que hoy es buen día para releer aquello, pues después de la ‘Conferencia?, de sus conclusiones, de las Primarias para la elección a Secretario General y del Congreso que lo ha ratificado con innumerables condicionantes, la reflexión es necesaria para ver con perspectiva lo que ‘ha cambiado’ desde entonces.
El socialismo democrático está como perdido, buscando soluciones para un mundo que ya no existe en la esperanza de la gente, empecinado en no abrir los ojos al mundo que ha cambiado y al cambio de sus gentes. Algunos dirían que esta corriente política y quienes la lideran sufren una suerte de síndrome de ‘Peter Pan’, que no alcanzan a ver que ya no basta con un ejercicio de ‘crecimiento público’, que ya ‘los niños perdidos’ entienden que en las luchas contra ‘los garfios y sus piratas’ en la vida de ahora no es un juego de niños en el que al despertar estás a salvo en ‘tu cama’.
Como decía Nicolás Salmerón y Alonso “se pierde la virginidad en la fe para adquirir la maternidad en la razón”, así como que «todo lo que en las condiciones de la vida no se renueva o transforma, o se corrompe o es foco de corrupción», porque para recuperar el pulso de la calle hoy en día es necesario que se visualice una renovación, «es necesario poner siempre el egoísmo al servicio de los grandes ideales y de los grandes fines humanos» antepuestos a los intereses personales, para ello también habrán de cambiar las personas que ponen voz a los mensajes de esos grandes ideales y fines humanos. Si no conseguimos esperanza y futuro para la gente, ¿qué nos va a quedar por hacer?… También decía este gran político andaluz, y no habremos de olvidarlo, que «la insurrección es el último, pero el más sagrado de todos los derechos».
Decía al principio que el Socialismo Democrático está como perdido, y después de participar y leerme las conclusiones de la Ponencia Política del PSOE… Me siento en la necesidad de hacer algunas correcciones de ‘acentuación’, a mi entender, que habrán de mantener el debate y la conexión con la sociedad, incluyendo las bases de la organización…
Desde el Socialismo Democrático sabemos reconocer que “esta crisis no es sino la materialización de una mutación política que arranca a finales del siglo pasado cuando empezaron a quebrarse las bases de un progreso económicamente ordenado y regulado, acompañado de una cohesión social y de un bienestar colectivo como el que jamás alcanzó la humanidad. Compatibilizar la globalización, la pervivencia del Estado-Nación y el ejercicio de la democracia en ambos niveles no solo resulta cada vez más difícil sino que es el auténtico reto de la pervivencia de la democracia social… La crisis financiera ha puesto en evidencia el desastre ético de mucho de lo que ocurre actualmente.”, desastre ético también, en gran medida, en el interno de las organizaciones obreras que ha hecho que el individualismo, los intereses personales, primen sobre lo colectivo, instalándose una suerte de ‘lobbies de poder’ que han sacrificado en buena medida la ideología y la creencia en la colectividad desde el compromiso, la solidaridad y la lealtad, imponiendo desde la ambigüedad normativa una cohesión funcional para su permanencia. La ciudadanía espera que no sólo haya conocimiento de la situación externa y que se tomen medidas que hagan creíble el mensaje que se está construyendo o que se quiere construir sin la pérdida de los valores del Socialismo.
Hablamos de ‘Globalización’, de las dificultades del Socialismo Democrático en ella, de cómo los conservadores y los liberales económicos y políticos hacen su agosto en ella, pero a ras de suelo, la gente no puede entender por ejemplo que se defienda a ultranza los llamados ‘Principios Ruggie’, en primer lugar porque hay que explicarles que son, y después, porque ¿cómo puedes defender globalmente unos principios que la gente entiende que te los cargas con una reforma laboral en septiembre de 2010? Lo primero será retrotraerse a los principios vulnerados en esa reforma y entonar un ‘nunca más’, y es más, esto ha de ser entonado por voces nuevas que hayan relegado al coro a todos quienes fueron los responsables.
Hemos sabido plantearnos ahora “¿Qué modelo de producción nos va a permitir abordar los grandes retos sociales y económicos de nuestro tiempo?… ¿Qué sectores van a generar empleo y crecimiento en el futuro?… ¿Cuál es el compromiso de nuestro modelo económico y social con la igualdad de oportunidades, nuestra seña de identidad ideológica?”, y me queda un poso de desazón ante la incapacidad de reconocer que desde nuestra Socialdemocracia en el año 2010 fuimos ineptos, necios, obtusos o débiles; no es que la autoflagelación deba estar en un proyecto de futuro, pero sí que un reconocimiento de los errores cometidos y un planteamiento nada ‘sofista’ ni ‘epictetiano’ como muestra de respeto hacía la ciudadanía que es a quien, se supone, estas propuestas van dirigidas con el objeto de recuperar su confianza.
Es loable reconocer las necesidades ante la corrupción, el fraude fiscal y la equidad entre las rentas del capital y del trabajo… Recuerdo que hubo un tiempo en el que gobernamos y habremos de explicar porque no hicimos lo que ahora vemos tan claro…
Parafraseando al eterno y pertinaz Besteiro, hoy no basta con la buena voluntad, y menos de quienes ya tuvieron la oportunidad de hacer aquello que ahora quieren liderar en una promesa colectiva, hoy hace falta una tenacidad ante el capital y sus secuaces que se ha perdido en mil posibilismos que han herido de muerte al socialismo y al cobijo que le elegimos, la democracia; hoy no necesitamos falsos heroísmos, los héroes están a ras de suelo, sobreviviendo frente al ataque más brutal del dinero y sus posesos, luchando como pueden día a día y ya no esperan que desde la maltrecha política venga algo de luz que les ofrezca una esperanza para mejorar sus vidas; hoy es más necesaria que nunca la abnegada disposición de ánimo para afrontar los terribles problemas que acucian, y llevan a la miseria, a cientos de miles de trabajadores y trabajadoras, esclavizados con trabajos cada día más en precario o en paro, y a sus familias; hoy sin la generosidad del compromiso y la lealtad a la ideología estamos perdidos, pues aunque tengamos las generaciones con más ‘saber’ de nuestra historia, con más competencias intelectuales y técnicas, hemos conseguido que en su mayoría no se sientan identificados/representados dentro de nuestras organizaciones obreras, sindicales y políticas; hoy se hace necesario para romper el retroceso y/o estancamiento de estas organizaciones un paso atrás de quienes en sus suelas gastadas y sus lazos de caminos ya andados no pueden pretender encontrar los nuevos bríos para el camino que la gente necesita andar.
Transparencia, participación, diálogo, ideas, ganarse el futuro. Una nueva manera de saber lo que pensamos, una nueva manera de saber lo que otros piensan, una nueva manera de decir y escuchar, una nueva manera de hacer política, política conectada, democracia, ganarse el futuro.
A ras de suelo, la gente no puede entender que se defienda a ultranza desde el socialismo los llamados ‘Principios de Ruggie o Rectores’, que “aunque no constituyen en sí mismos un documento legalmente vinculante, los Principios Rectores detallan las implicaciones de las normas y prácticas existentes para los Estados y las empresas…”, (Los “Principios Rectores sobre las empresas y los derechos humanos: puesta en práctica del marco de las Naciones Unidas para “proteger, respetar y remediar’” son 31 principios destinados a “hacer operativo” el Marco de la ONU), en primer lugar porque hay que explicar qué son, y después, porque ¿cómo puedes defender globalmente unos principios que la gente entiende que te los cargas con una reforma laboral en septiembre de 2010? Lo primero será retrotraerse a los principios vulnerados en esa reforma y entonar un ‘nunca más’, y es más, esto no puede ha de ser entonado por voces nuevas que hayan relegado al coro a todos quienes fueron los responsables.
Ahora queda el trabajo más duro, esculpir los planos y llevar a cabo los replanteos del proyecto… Será en un ahora cercano que se nos medirá ante la ciudadanía y sabremos si ésta, que siempre quiso proyectos vivos y en los que tomar parte, quiere ser parte de este proyecto. No puede ser este un proyecto taxonómico y hermético, debe ser el comienzo de una realidad que nos lleve del mundo de los sueños y los anhelos a la acción que propicie su materialización, sin síndromes de ‘Peter Pan’, ni cinismos ‘epictetianos’. Con los pies en el suelo muchos y muchas estamos dispuestos a andar los caminos que escriban las páginas del Socialismo Democrático de siempre en estos mundos nuevos.
Quiero acabar con unos versos mios que pueden ilustrar como desde la condición humana siempre esperamos los cambios… “Habrán de ser otros ojos los que miren a los tuyos, los que hagan un presente del pasado fallido. Habrán de mirar limpios en la profundidad de los tiempos al futuro, para de nuevo sentirnos amantes en uno, sin odios en el destino. … Habrán de ser otros ojos que aun siendo brumosos, sean unos preciosos ojos por la edad de los tiempos y, ojalá, sean perennes en su cristalino pozo y no sea al fin un fondo negro de cristales rotos…”
Paco Beltrán Sánchez 